sábado, 25 de diciembre de 2010

La decisión de estar bien

A veces me sorprendo  a mi misma de lo tranquila que estoy. No puede ser que esto se deba solamente a intercambiar una frase por otra (ya sabéis, el “notengotiempoparami”, por el “haytiempoparatodo”). Tiene que haber mas cosas que estoy haciendo. Quiero descubrirlas para poder transmitirlas y para poder repetirlas si vuelvo a perder la paz.
Creo que la clave está en el día que decides “¡hasta aquí hemos llegado!” y das una palmada en la mesa, aunque sea mentalmente.
La decisión de estar bien es el motor, gracias a ella todo se pone en marcha, y si no la pierdes de vista, sin darte cuenta vas creando a tu alrededor la vida que concuerda con esa decisión, porque todo aquello que no cuadra bien con ese planteamiento te chirría  a la hora de elegir, y entonces lo dejas fuera.
Yo lo noto por ejemplo, en que cuando me planteo una tarde maratoniana de esas en las que pretendo hacer las seis compras que tengo pendientes desde hace dos meses por la zona centro, y ya de paso al volver recojer de casa de X el objeto H que me va a prestar para probar, y llegando a casa pasar por la farmacia, y por último canjear un vale de promoción del supermercado que acaba hoy… cuando me planteo esto, pienso:

-          Buff, ¡que ganas de darme mala vida! –

Antes entraba en ese juego como en una competición, y si conseguía hacer todo lo que me había propuesto (que casi siempre lo conseguía) me sentía bien, una machota, una mujer súper-eficiente, una tía organizada…

            Ahora no tengo miedo de no ser superwoman, sé que me va a satisfacer mas ir solo al centro a hacer 3 compras y volver a casa con tiempo suficiente como para poner la cena con calma y sin el agobio de  pensar que los niños se tienen que acostar y se nos está haciendo tarde…

¿Qué es lo que ha producido el cambio? Sin duda la decisión de estar bien. Todo lo que sobresale del marco de “estar bien” se recorta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario