sábado, 21 de enero de 2012

Quinta idea irracional de Albert Ellis

Espero no estar siendo muy pesada con Las 11 ideas irracionales de Albert Ellis  intento dosificarlas como veis .

Hoy toca pues la quinta idea irracional, que dice así:
La infelicidad está producida por causas externas y nosotros no podemos controlarla.
La lógica de esta afirmación es apabullante para la mayoría de la gente.Cuando intentas rebatirlo, la primera réplica (que todo el mundo considera imbatible) es la siguiente:
- Si se te muere un ser querido, eso es un acontecimiento exterior y no me digas que  no te produce la infelicidad -
Pues sí, lo digo. Lo que produce la infelicidad o la tristeza son los pensamientos que nos surgen a raíz de la pérdida de ese ser querido, pero no el hecho de la muerte en sí.

 Si el propio hecho de la muerte produjera una emoción, ésta sería la misma para todos los seres humanos, independientemente de su nacionalidad o religión, y es bien sabido que en realidad no es así (los parias de la India viven la muerte con alegría pues es el fin del sufrimiento de sus ser queridos).
Es precisamente lo que decía Epicteto de Frigia en la frase de la semana que tenemos esta semana: “Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino  las opiniones acerca de las cosas”

Tengo una vivencia personal que me dejó muy claro este concepto hace más de 20 años, os la cuento:
Yo tenía un buen amigo. Nos veíamos poco, quizá cada dos o tres meses, pero hablábamos por teléfono bastante asiduamente. Tenía una mente clara y sensata y yo, que la tenía bastante menos (clara y sensata),  solía apoyarme en sus consejos. Fue él quien me pasó precisamente unas sobadas fotocopias de las 11 ideas irracionales de Ellis.
Un verano me fui a Chile con una beca durante 6 semanas, y durante ese tiempo no hablamos, pero no por falta de ganas, sino de dinero, aunque a menudo me decía “le tengo que contar esto a Uge”, o “este paisaje le gustaría a Uge”...
En cuanto llegué a Madrid le llamé para cotillearle todo. Me dijeron que había fallecido a la semana de irme yo. Oír eso y ponerme a llorar como una Magdalena fue inmediato.
Días después caí en la cuenta de que yo había empezado a estar triste desde que conocía la noticia, no desde que la noticia se había producido.
Tuve que sacar varias conclusiones, la primera es que tengo menos percepción extrasensorial que una gallina, la segunda es que eran mis pensamientos sobre la injusticia de su muerte y la pérdida de su amistad lo que me ponía a mi tan mal.

 No digo que no sea natural estar triste cuando perdemos a un ser querido, pero es bueno saber desde donde nos llegan las tortas. Se controlan mejor.

8 comentarios:

  1. En esta época de crisis leemos en las secciones de cotilleo de las revistas de gente que debería ser muy feliz porque está forrada y sin embargo son de lo más desgraciada, así que no puedo dejar de pensar la razón que tiene Ellis. Y tú, Julia.

    Será verdad: la situación objetiva no hace la felicidad, sino lo que pensamos de ella.

    Bien mirado, es una suerte.

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  2. Pues es una suerte y también un inconveniente, porque saber que uno es responsable de cómo se siente, a veces no gusta. No nos permite ser víctimas, con lo bien que viene eso a veces...
    un abrazo, Yogui, y gracias por la réplica

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    1. Es que a veces somos víctimas, es verdad. Tantas, tantas víctimas hay en el mundo, víctimas de la desgracia, de la violencia, de la enfermedad, de la ignorancia...

      Contra eso no hay antídotos, ni los de Ellis. Quizá pueda existir la aceptación, la fe, la sensación de que es posible un renacimiento, que nada permanece igual por siempre...

      Un abrazo, Julia.

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    2. Si, supongo que la aceptación y la fé son lo que nos permite no ser absolutamente infelices tal y como va el mundo...

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  3. No se, me gustaría decir algo coherente, pero es un mal momento, de hecho no se ni para qué escribo nada en tu preciosa entrada. Si, es cierto, que es bueno saber de donde nos llegan las tortas, pero realmente ¿para qué nos sirve si sabemos que somos incapaces de evitarlas?

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    1. Se me ocurre que mas que evitarlas podemos aprender a no producirlas, pero para ello debemos ser realmente conscientes de que somos nosotros quienes nos las estamos dando.
      Aunque quizá te refieres a que de alguna manera buscamos las circunstancias que repetidamente nos llevan a sentirnos desgraciados. ¿va por ahí la cosa?
      Un abrazo Pedro, y anímate tío, que tu vales mucho

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  4. Entonces ¿si tuviéramos el poder de apartar esos pensamientos seríamos siempre felices?.
    Personalmente, no conozco a nadie así.
    Quizá tu "filosofía" acerca de estos temas sea la correcta... Voy a intentar leer y releer más sobre ello.
    Besos, Julia.

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    1. Towanda, sin duda la forma de pensar es lo que hace que haya unas personas mas felices que otras a igualdad de circunstacias. Es lo de la botella medio llena o medio vacía ¿quien es mas feliz de los dos?.
      un abrazo, guapa.

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