domingo, 27 de febrero de 2011

Cómo hacer un ataque preventivo al estilo Uesei

En mi última entrada hablé de la facilidad que tiene el SN Simpático para tomar el mando y lo que nos cuesta que lo suelte. 
 Podemos interferir activamente en este proceso como hacen los norteamericanos cuando les interesa cambiar un jefe por otro en algún país, y además sin daños colaterales.Es más, con grandes beneficios colaterales.
Podemos conseguirlo entrenándonos en algún método de relajación que nos ayude a reinstaurar  en el trono al SN Parasimpático en el tiempo que le corresponde, o sea,  la mayoría del tiempo.



Yo os recomiendo éste. Es el que yo aprendí hace casi 25 años, y todavía no he encontrado ningún otro que lo supere. Tuve la suerte de hacer el curso con el autor, una persona entrañable.
  Es un libro que he regalado decenas de veces y considero casi mi apostolado particular el difundir este método que considero tan, tan bueno para la salud.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Es difícil estar bien cuando se está mal

Qué obviedad, diréis. Pero es así. Es más fácil ponerse mal cuando se está bien, que ponerse bien cuando se está mal.
 Con lo de estar mal me refiero a la ansiedad, y con lo de estar bien a la tranquilidad, claro. Yo con mi tema…
¿Por qué es esto?
Tiene su base fisiológica. (¡Cómo me gusta encontrarle base científica a las cosas! Me gusta porque puedo observarme a mi misma como a una rana diseccionada en una bandeja de laboratorio).
Pues la base fisiológica es que tenemos dos jefes en nuestro sistema nervioso, el sistema nervioso Parasimpático (SNP) y el sistema nervioso Simpático (SNS).
Normalmente el que debería regir es el (SNP), y solo en situaciones de peligro el que toma el mando es el SNS (si te va a atacar un león, el SNS te pone las pilas para que eches a correr).
 La cesión de poder desde el SNP al SNS es muy rápida, porque si te lo pensaras mucho el león te comería antes de que decidieras segregar adrenalina y quemar glucosa para poder hacer un buen sprint. Si embargo, el SNS es un poco mas remolón a la hora de ceder el trono: en la sangre se nos ha quedado el subidón de sustancias que han sido necesarias para escapar, y eso tarda en recuperarse.

Diréis que no os encontráis muchos leones habitualmente. Ya. Yo tampoco.
 Lo que pasa es que es cerebro no distingue si lo que te ataca es un león o la idea de un ERE en tu empresa, o la idea de que ese grano que te ha salido en la punta de la nariz es un cáncer terminal, o la idea de que si llegas tarde al Banco te cerrarán. Es así de crédulo, ya lo habíamos visto.
Así que, frente a estímulos falsos se dispara el SNS con la misma rapidez que si fueran reales. Y ahí estamos nosotros, disparando sin cesar el gatillo de los leones, y manteniéndonos en estado de alerta constantemente, sin dejar al cuerpo recuperarse del anterior sprint, para meterse ya con el siguiente.
Por eso es más fácil y rápido ponerse mal: Por una cuestión de supervivencia.

domingo, 20 de febrero de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

¡Jolín mamá, pues haberlo dicho!

Hoy he quedado como el culo con mi vecina. Menos mal que ella no sabe que tengo un blog en el que me las doy de trabajar en mi paz interior, me permito recomendar positividad y todo eso…

Salíamos tarde, como casi siempre, a pesar de que cada día hago propósito de enmienda y juro que saldré con más tiempo la próxima vez.
- Ve llamando al ascensor - digo siempre, como si adelantara algo.
 Los niños llaman al ascensor y al vecinito al que también me llevo a clase de música.
Mientras me voy poniendo las botas voceo – ¿lleváis bufandas y guantes?-.
Ni caso me hacen. Están jugando en el descansillo. También está mi vecina con la bebé de 18 meses que siempre se pone a dar grititos de alegría cuando oye jaleo.
            Me doy cuenta de que puede llover, salgo a la pata coja para decirle que le dé un paraguas a su hijo. El mío mayor sujeta la puerta del ascensor ya abierta.
Intento hablar con mi vecina, pero un ruido de fondo hace imposible que nos entendamos. El pelo, que todavía no me he recogido me cae por la cara.
No veo ni oigo más que un tam-tam sordo que practica mi hijo en la puerta del ascensor con los guantes acolchados de kárate.
El mundo se para. A través de la cortina de pelo veo a mi vecina vocalizando, pero solo oigo a la bebé gritando, el tam-tam del ascensor y a los dos medianos lanzándose rayos paralizantes con sus transmutadores de campo energético que casualmente también hacen bastante ruido.

-¡JOAQUIN, POR DIOS! , ¡¡¡ PARA!!! -  grito con una voz que no sé de dónde ha salido.

Se hace  un silencio absoluto. Ni en el cosmos. Mi vecina, que es siquiatra en un hospital público, se sonríe algo violenta. Se está planteando si es prudente dejar a su hijo con la desequilibrada del “A”.
En medio de este incómodo silencio oigo a mi hijo extrañado de mi reacción: 
      -¡Jolín mamá, pues haberlo dicho!-

sábado, 12 de febrero de 2011

El nulo poder del “NO”.

Al hilo de lo que hablábamos hace un par de días sobre las afirmaciones positivas, os diré, por si alguien decide crearse una frase a su medida, que hay una regla inquebrantable a la hora de diseñarla si es que queremos que funcione. Y es que la frase no debe contener un “no”.


El cerebro al parecer es un poco torpe para entender las negaciones, y cuando se encuentra un “No”, se lo salta, no lo procesa. Por eso, no funciona decir “No me gusta fumar” y sí funciona  “me desagrada fumar”, como os propuse, y se debería decir “estoy sano” y no, “no tengo enfermedades”.
Esto lo he leído por varios sitios. Os podría citar a Louise L.Hay, Wayne B. Dyer , Bob Proctor, y el Dr Coué. Yo lo creo por mi propia experiencia. ¿Puede ser que la parte del cerebro que se impresiona con las sugestiones solo entiende conceptos con contenido y el “NO “, no tiene en si mismo contenido? Solo son elucubraciones.
Sin embargo me gustaría poder presentaros algún estudio que lo demostrara. Lo buscaré, pero como eso lleva tiempo, de momento vaya por delante el aviso de que no se debe meter un “NO” en la frase.
Ya sabéis: “siempre positivo, nunca negativo”, al contrario de lo que decía aquél...

viernes, 11 de febrero de 2011

Autosugestión

Prometí explicar por qué cada mañana repito 20 veces la frase cada día y en todos los aspectos, me encuentro mejor y mejor: Practico la autosugestión.
 Este  método de repetición de afirmaciones positivas,  lo inventó un farmacéutico francés nacido en 1857, el Dr.Emile Coué.
¿Qué es la autosugestión?
Siguiendo con el ejemplo que el propio Dr. Coué ponía: Si te ponen un tablón de 25 cm de ancho y 3 m de largo en el suelo y te dicen que camines por él, la mayoría de la gente no tiene ningún problema para hacerlo, pero si ese mismo tablón está a la altura de las torres de la catedral, muy poca gente será capaz.
            Es también lo que ocurre cuando estás aprendiendo a montar  en bicicleta: basta que pienses que te vas a ir contra ese árbol que no quieres, para que vayas. Actúas según la sugestión de que vas a ir contra el árbol. Obedeces tu propia sugestión.
Cuenta en uno de sus libros el caso de un banquete en el que a mitad de la comida la cocinera avisó de que se había equivocado y había echado arsénico en la comida. Hubo mucha gente que empezó a manifestar síntomas de intoxicación. Después se comprobó que había sido una falsa alarma.

¿Cómo funcionamos mejor al acometer una nueva tarea:  si nos aseguran que es una tarea sencilla que vamos a poder realizar sin problemas, o si nos  vaticinan que se requiere una habilidad y destreza poco común para realizarla?

La sugestión es una potente herramienta para manejar nuestra mente, y se puede utilizar esta herramienta en nuestro propio beneficio, y también en el de los demás.
En el fondo, todo el mundo entiende como funciona la sugestión, pero poca gente aprovecha ese conocimiento. Lejos de aprovecharlo, muchas veces lo utilizamos, sin ser conscientes  de ello, para nuestro perjuicio, poniéndo trabas a nuestro propio afán de superación,  dando más crédito a criterios ajenos que a los nuestros, o convenciéndonos de nuestra fatalidad.

Por la mañana, al despertar, no es lo mismo pensar  “A ver con qué cosas desagradables me va a tocar bregar hoy” que, “Hoy va a ser un día estupendo y va a salir todo según mis deseos”. Pues es tan sencillo como eso.

La frase “cada día y en todos los aspectos me encuentro mejor, y mejor” es del propio Dr Coué, pero cada uno puede aplicarse la que mejor le convenga. No importa lo increíble que te suene cuando digas: “Cada día me desagrada más y más el tabaco”, si es que quieres dejar de fumar, o “Cada día me siento mas fuerte y sana” a pesar de que estés pasando por uno de los peores momentos de tu vida. No hace falta creérselo, solo repetirlo, 20 veces  2 ó 3 veces al día, en un tono monótono -como de recitar letanías – dice el Dr. Coué, y en un tono audible por ti mismo. Pasadas unas semanas, cuando te empieza a sonar menos “marciano”, menos inverosímil, puedes reducir a 2 ó 1 veces al día (siempre las 20 repeticiones).
 La prueba es gratis. Los resultados, comprobados.

martes, 1 de febrero de 2011

Para que os riáis un poco

Como dicen que es tan bueno reírse, aquí os pongo un par de videos  de Mark Gungor.
            Van sobre las diferencias entre los cerebros masculino y femenino, que a mi me hicieron mucha gracia. Está en inglés pero dhsolis ha tenido la cortesía de ponerle subtítulos. Que os guste.