viernes, 3 de diciembre de 2010

Calendarios rebosantes

Dicen que cuando uno está en el camino, los acontecimientos salen a tu encuentro. El día que fui a comprar el libro de Louise L.Hay para tener una copia para mí (me lo había prestado mi cuñado), un librito pequeño saltó de la estantería para venirse conmigo. Se llama “Piensa diferente, vive diferente” y en la contraportada  explica “¿Cómo podemos deshacernos de esa tramposa voz que dice ‘no puedes’ ?”
 Me venía estupendo un empujón para materializar este blog que llevaba en la cabeza. Hoy me he encontrado este párrafo dedicado a quien no tiene tiempo para nada:
Si tu calendario está abarrotado de compromisos, es que has decidido vivir con una agenda llena”.
 Me ha recordado el calendario que tengo colgado en la pared de mi oficina. El del mes de junio quedó como un cuadro abstracto, plagado de colorines, no había un día en blanco.
Fue un mes horrible, pero cuando terminó no creáis que tiré de la hoja con la alegría de haber acabado con aquello, sino que la guardé cuidadosamente al final del calendario, como hago siempre.
Mmm…ahora me doy cuenta de que algo huele a “pocho” en todo esto.


¿Qué pasa si tiro las hojas del calendario a la papelera? Pues que se me va la valía junto con ellas. Si no quedan pruebas fehacientes de lo supertrabajadora, eficiente y abnegada que soy ¿Quién se lo va a creer?

Bueno, planteada la pregunta, ni idea de cómo actuar para salirme de este barrizal, porque algo hago mal, lo sé, pero de momento no sé cómo hacerlo mejor.
Me emplazo a mi misma para dentro de unos meses, a ver si he crecido lo suficiente como para dejar de torturar al calendario en tecnicolor y además regodearme con ello.

            De momento, me quedo pensando eso de “…es que has decidido vivir con una agenda llena”.

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