viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuidado con las listas de tareas

Las listas de tareas, son peligrosas. Tienen vida propia.
            Nacen, crecen ¡y se reproducen!, pero nunca mueren. Siempre queda alguna tarea sin tachar que nos impide deshacernos del papelito, a no ser que transcribamos el contenido a una nueva nota en blanco, con lo que la nota efectivamente, ha conseguido reproducirse.
Hay tareas que parecen eternas, permanecen inalterables al paso del tiempo, siempre ahí, en las listas de tareas mentales y en los papelitos que llevamos en los bolsillos.
Si te fijas bien, son las que menos nos apetecen, las que son del mas puro espíritu “tengo que” y mas alejadas se encuentran del “quiero” o del “prefiero”.
Muchas veces están ahí, camufladas entre los verdaderos “que no se me olvide”, y “me gustaría”, y ni siquiera las hemos puesto nosotras. La mayoría se han colado en nuestro quehaceres por vía sugerencia, solicitud, por sentimiento de culpa, o abiertamente, chantaje.
 Cuando descubrimos su origen, (y a veces nos sorprendemos),  podemos atrevernos a imaginar qué ocurriría si esa tarea fuera transcrita eternamente de nota en nota, y no llegara a llevarse a cabo jamás.
 Algunas de estas insidiosas tareas no pasan esta simple prueba, y ¡con  qué satisfacción podemos entonces tacharlas definitivamente!

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