Hay veces que un par de acontecimientos ocurren curiosamente en el mismo momento, y lo llamamos casualidad. Cuando una serie de acontecimientos se encadenan de forma casual en una pertinaz y consecuente dirección yo ya no lo llamo casualidad sino que lo llamo “causalidad” y me paro a un lado del camino para poder observar mejor dónde me quiere llevar esa serie de hechos conectados, simultáneos o casi, y me pregunto quién o qué está trazando esa dirección, qué fuerza está ordenando acontecimientos en el tiempo y en el espacio para que coincidan y provoquen nuevos acontecimientos que parecen perseguir el mismo fin. ¿Hay un propósito?
En los cursos de relajación yo siempre les digo a los
asistentes que “colecciono casualidades”, que si la vida les ofrece carambolas demasiado perfectas para ser
casuales, me encantaría añadirlas a mi colección.
¡Como nos reímos en Sherwood Forest con nuestros sombreritos! |
En estos días, por una serie
de carambolas que no viene al caso relatar, he contactado con la persona de la
que hablé en el último post, después de haber perdido el contacto durante casi
20 años, y me pregunto una vez más ¿hay un propósito? Me gustaría poder decir
“lo sabremos en el siguiente post”, como si fuera una serie televisiva…